lunes, 24 de octubre de 2011

LA CUESTIÓN SOCIAL EN CHILE: EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

            Hacia Finales del siglo XIX Chile experimenta enormes cambios en lo económico y lo social. La pequeña ciudad que era Santiago a mediados del siglo, comienza a crecer extraordinariamente, pasando de  90 mil habitantes 1854, a 332 mil en 1907. Este gran aumento se explica fundamentalmente por un fenómeno: la migración del campo a la ciudad. Las personas que participan de esta migración ejercen diversos oficios, entre los que destacan el servicio doméstico y las actividades artesanales. Pero muchos de los migrantes no van a tener un empleo fijo, ocupándose en diferentes actividades según la demanda de mano de obra.
            La ciudad de Santiago (y esto vale también para las otras ciudades grandes de Chile, como Concepción o Valparaíso) no va a estar en condiciones de entregar a estos nuevos habitantes de la ciudad lo necesario para vivir con cierta dignidad. No había casas suficientes, de modo que la mayoría de estas personas simplemente se “arranchaba” en los suburbios de la capital, ocupando de manera precaria sitios disponibles. Tampoco Santiago tenía un sistema de alcantarillado y de agua potable que permitiera a estas personas tener condiciones de higiene aceptables.
            Durante la segunda mitad del siglo XIX se comenzaron a construir un tipo de viviendas que buscaba dar respuesta a la demanda que significaban estos nuevos habitantes de Santiago. Se trata de los conventillos, construcción en la que dos hileras de piezas confluían en un patio común. Estas construcciones se llevaron a cabo por iniciativas privadas; no fueron una respuesta del estado al problema de la vivienda, sino oportunidades de negocio para propietarios que podían arrendar las piezas.
            No era mucho mejor la vida en los conventillos en cuanto a las condiciones de quienes allí vivían. El hacinamiento, y sobre todo las precarias condiciones higiénicas, hacían de este tipo de viviendas lugares expuestos a las enfermedades. Al respecto señalaba un médico de la época:
“¿Quien que conozca el interior de estas miserables pocilgas no se sentirá harto de conmiseración y de lástima para tantos infelices que se ven obligados a habitarlas? Piezas siempre desproporcionalmente estrechas para el número de individuos que se amontonan en ellas para vivir o dormir, sin otro piso que el suelo natural o mal enladrillado, con un techo siempre sin cielo y reducido a veces a una simple lámina de calamina, sin otra ventilación ni tragaluz que una puerta mal ajustada y colocada para remate en la mitad de los casos del lado de la sombra; un patio estrecho y que en toda estación, de enero a enero, es un inmundo charco de aguas sucias y corrompidas, y una abigarrada población, compuesta de individuos de toda edad, sexo y condición moral y confundidos en horrenda promiscuidad, eso es un conventillo”.
Este texto es interesante porque nos habla no sólo de las condiciones de vida de estas personas, sino también de cómo ciertos sectores de la elite se acercaban a estos problemas.  
No es de extrañar que en este contexto las enfermedades asociadas a la falta de higiene y al hacinamiento tuvieran una gran prevalencia. Enfermedades como la viruela, el tifus, la tisis o la tuberculosis no sólo eran frecuentes, sino que eran responsables de altas tasas de mortalidad en los sectores urbanos. Todo esto hacía posible que otro médico de 1892 señalara que “Santiago es una de las ciudades más mortíferas del mundo”.
Referencia:  Romero, Luis Alberto. ¿Qué hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago de Chile 1840-1895. Ariadna Ediciones, Santiago, 2007

Preguntas:
1.- ¿Cómo se origina el problema de la vivienda en este período?
2.- Ante el problema de la vivienda que se expone en el texto, piensa cómo reaccionarías si fueras:
Ø      una autoridad de la época.
Ø      un afectado por esta situación.

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